Saltana Revista de literatura i traducció A Journal of Literature & Translation Revista de literatura y traducción Un episodio de la guerra civil estadounidense según Bierce
INTRODUCCIÓN
Ambrose Gwinnett Bierce nació en Horse Cave Creek (Ohio) el 24 de junio de 1842 en el seno de una familia en la que fue el décimo de trece hijos bautizados todos ellos con nombres que comenzaban por A, una peculiaridad que quizá marcó el futuro interés del joven Ambrose por las letras y la pulcritud en su disposición. Con quince años, dejó la casa familiar y se instaló por su cuenta en la ciudad vecina de Warsaw (Indiana), donde trabajó durante dos años como aprendiz de tipógrafo en un periódico abolicionista. A los diecisiete años, bajo la protección de su tío Lucius Bierce, ingresó en el Instituto Militar de Kentucky, en aquella época el establecimiento militar de enseñanza secundaria más prestigioso del Sur; sin embargo, sólo permaneció en él un año, tras el cual regresó a Indiana. Poco después, nada más estallar la guerra de Secesión (1861-1865), se alistó en las filas unionistas respondiendo a la llamada realizada cuatro días antes por Abraham Lincoln. Participó con el IX Regimiento de Voluntarios de Indiana en algunas de las campañas más importantes del conflicto y luchó, entre otras, en las batallas de Shiloh, Stone's River y Chickamauga (sólo en Shiloh murieron más de veinte mil soldados). A partir de 1863, además de servir como soldado, elaboró como ingeniero topográfico mapas para las tropas federales. En 1864, recibió una grave herida en la cabeza que lo obligó a principios del año siguiente, poco antes del final de la guerra, a licenciarse del ejército, cosa que hizo con el grado de teniente.

Se trasladó entonces a California e inició en San Francisco una carrera en el mundo de las letras colaborando en diversas publicaciones periódicas con artículos de tono humorístico. A finales de 1870, se casó con Mary Ellen Day; y, al año siguiente, el matrimonio viajó a Inglaterra, donde nacieron sus dos primeros hijos (Day y Leigh) y donde Bierce publicó artículos en diversas publicaciones y sus primeros libros de relatos. Allí pulió su estilo como escritor y crítico social dentro de una tradición satírica en la que habían sobresalido durante el siglo anterior Jonathan Swift o Daniel Defoe. A finales de 1875, coincidiendo con el nacimiento de su hija (Helen), volvió a los Estados Unidos y, de nuevo en San Francisco, prosiguió su trayectoria como periodista humorístico y mordaz fustigando la corrupción, la hipocresía, la religión, el sistema político y la codicia de los grandes magnates.

En 1887, inició una colaboración que duraría dos décadas con el naciente imperio periodístico de William Randolph Hearst. Vieron la luz en esa época los libros que le han valido la fama póstuma, como la antología ambientada durante la guerra civil estadounidense Cuentos de soldados y civiles (1892, con fecha de edición de 1891; ampliada más tarde con el título En medio de la vida, 1909), diversas colecciones de cuentos sobrenaturales, como ¿Pueden suceder tales cosas? (1893), y el diccionario satírico The Cynic's Word Book (1906; publicado más tarde como El diccionario del diablo, 1911). En 1896, Hearst lo envió a Washington para cubrir los trámites parlamentarios de un proyecto de ley que habría hecho pagar a los contribuyentes las deudas de uno de los magnates del ferrocarril cuyas maniobras atacaba ferozmente y a los que tildaba de «ferrotruhanes». Sus artículos contribuyeron a la derrota de esa iniciativa legislativa. En 1899, Bierce se instaló definitivamente en Washington para estar más cerca de su hijo Leigh, que dos años más tarde moriría en Nueva York a causa de una neumonía. Era el segundo hijo que perdía, puesto que Day se había suicidado en 1889 como consecuencia de una disputa amorosa. En 1905, murió en Los Ángeles su mujer, de quien se había separado una quincena de años atrás, pocos meses antes del suicidio de su hijo mayor. Sólo lo sobreviviría su hija Helen.

En 1909, abandonó su relación con Hearst y durante los tres años siguientes se dedicó a recopilar, revisar y publicar los doce volúmenes de sus obras reunidas, Collected Works. El primero de ellos, publicado ese mismo año, concluía con un texto autobiográfico en el que, tras pasar revista a diversos episodios de su vida, se definió como un «superviviente único» en un «festín de insensatez». Una vez acabada la compilación, se puso en marcha hacia el sur y desapareció en el México inflamado por la revolución de Pancho Villa. Se supone que murió en el lado mexicano del río Grande a finales de 1913 o a principios de 1914, en Ojinaga o quizá en Sierra Mojada. Antes de dejar Washington, en octubre de 1913, escribió a Lora Bierce, la mujer de su sobrino Carlt, una breve nota de despedida que terminaba del siguiente modo:

¡Al cuerno la civilización! ¡Prefiero las montañas y el desierto! Adiós. Si oyes que me han colocado contra un muro mexicano y cosido a balazos, quiero que sepas que me parece una forma bastante buena de dejar esta vida. Es mucho mejor que la vejez, la enfermedad o caerse por la escalera del sótano. Ser gringo en México... ¡ah, eso sí que es eutanasia!


«Incidente en el puente de Owl Creek»

Bierce fue definido en 1927 por el influyente periodista, ensayista y crítico estadounidense H. L. Mencken (1880-1956) como «el primer escritor de ficción en tratar la guerra de forma realista». Y lo cierto es que encarnó en el universo literario norteamericano una conjunción entre dominio narrativo y experiencia bélica vivida que no tuvo equivalente durante el medio siglo transcurrido entre la guerra de Secesión y la Primera Guerra Mundial. Sólo con la aparición de Ernest Hemingway surgió una figura literaria comparable.

«An Occurence at Owl Creek Bridge» es su cuento más famoso. Se publicó en el periódico de William Randolph Hearst The San Francisco Examiner en julio de 1890, apenas unas semanas antes de la primera ejecución por electrocución de la historia, la de William Kemmler en Nueva York. Fue recopilado más tarde en Cuentos de soldados y civiles (1891) y En medio de la vida (1909) . El relato, de estilo riguroso y preciso, enfrenta al traductor a un escritor en pleno dominio de los recursos de la lengua y lo obliga a un intenso esfuerzo para captar y reflejar las sutilezas de la escritura. El deseo de precisión léxica es patente, por ejemplo, en el uso de la terminología militar. Internet resulta extremadamente útil en la duplicación traductora de ese impulso por la precisión, pues permite, por ejemplo, en el caso del castellano, un acceso casi mágico a prontuarios y manuales de instrucción militar del siglo XIX. Por otra parte, la formación como topógrafo de Bierce queda patente en el trazo minucioso de las descripciones, que ocupan un lugar central en el cuento; Bierce no sólo dibuja con precisión geométrica la disposición de los cuerpos y los elementos del espacio en el cual se desarrolla la acción, sino que también aplica el mismo escrúpulo a la representación del paisaje psicológico del protagonista.

Al haber sido objeto de múltiples estudios críticos, el cuento ofrece además un material de primer orden para el ejercicio de «lectura profunda» exigido por la traducción y constituye un excelente banco de pruebas para ensayar en él la forma de interrogar el texto que debe llevar a cabo un lector atento. Al traductor más minucioso le puede interesar, por ejemplo, la localización exacta del cuento; y la búsqueda documental en Internet permite responder a esa pregunta. Por estas cualidades, fue utilizado en las clases de Traducción Literaria impartidas en la Facultad de Traducción e Interpretación de la Universidad Autónoma de Barcelona durante el curso 2012-2013. Las traducciones que aquí se presentan nacen de esa experiencia académica de traducción del inglés al catalán y al castellano. La traducción catalana fue coordinada y supervisada por Joan Sellent; la castellana es obra mía, aunque deseo agradecer a todos los participantes su compromiso a lo largo de la asignatura, y de modo especial, a Alba Cárdenas López, Adriana Fort Vargas, Aurora Guardia Ferrer y Miriam Meri Díaz el entusiasmo traductor mostrado más allá de la simple exigencia académica.

En mi caso, no me centré tanto en conseguir una versión colectiva acabada como en el análisis de las complejidades del texto y en utilizarlo para poner en acto y enfatizar la intensidad exigida en la intervención del traductor: su transformación desde la figura de un lector común arrastrado como un pedazo de madera flotante por la corriente de la fruición literaria –por utilizar una imagen del propio relato– hasta la figura de un cartógrafo que dibuja y reproduce de modo pulcro y metódico la topografía de la narración. En castellano, el texto cuenta con un extensa tradición de traducciones. Este hecho permitió un ejercicio comparativo orientado a favorecer la reflexión y al perfeccionamiento de las habilidades del traductor. El cuento se ofrece en Internet en múltiples versiones de calidad variable; en formato tradicional, la última versión es obra de Emili Olcina (Cuento de soldados y civiles, Laertes, 2010). Entre las versiones castellanas de traductores ilustres que es posible encontrar en la red se encuentran las de los argentinos José Bianco («El puente sobre el río del Búho», 1968) y Rodolfo Walsh («El ahorcado», 1976), aunque no siempre hay un reconocimiento explícito de la autoría.

El texto original utilizado es la versión crítica anotada y compilada por Robert E. Evans, profesor de la Universidad De Auburn en Montgomery (Alabama). Dicha versión, que puede consultarse en el sitio The Ambrose Bierce Project, es fruto de años de docencia universitaria y recoge los comentarios de algunos alumnos participantes en sus cursos. La existencia en línea de ese material resulta extremadamente valiosa, y nos permitió un acceso más fácil a la lectura profunda que quisimos poner en práctica con el ejercicio de traducción. Al ofrecer también en línea nuestras versiones, no sólo respondemos al texto original de Bierce, sino también a la iniciativa del profesor Evans en lo que puede leerse como un peculiar ejemplo de diálogo interacadémico. (T)
Ambrose Bierce
Pancho Villa después de la toma de Ojinaga en 1914, en la que se ha conjeturado que pudo morir Bierce
OBRA | WORK
INCIDENTE EN EL PUENTE DE OWL CREEK
FUENTE | SOURCE
(Or) Robert C. EVANS (ed.), Ambrose Bierce's 'An Occurrence at Owl Creek Bridge': An Annotated Critical Edition, West Cornwall, CT: Locust Hill, 2003, The Ambrose Bierce Project [Ambrose BIERCE, "An occurrence at Owl Creek Bridge", The Collected Works of Ambrose Bierce. Volume II: In the Midst of Life. Tales of Soldiers and Civlians, New York & Washington: The Neale Publishing Company, 1909, p. 27-45].
ENLACES | LINKS
The Ambrose Bierce Project. A digital resource for the scholarly study of Ambrose Gwinnett Bierce. His life, works, and culture. Penn State Erie, The Behrend College.
Vincent STARRETT, Ambrose Bierce, Chicago: Walter M. Hill, 1920. The Library of Congress, Internet Archive.
Bertha CLARK POPE (ed.),The Letters of Ambrose Bierce : With a Memoir of George Sterling, San Francisco: The Book Club of California, 1922. The Library of Congress, Internet Archive.
Walter NEALE, Life of Ambrose Bierce, New York: Walter Neale, 1929. University of Connecticut Libraries, Internet Archive.
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